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PATRIA Y SIMBOLISMO. EL ESCUDO NACIONAL EN LAS ARTES DECORATIVAS

Institución
Museo de Artes Decorativas
Autores
Manuel Alvarado Cornejo
Fecha de publicación
02/03/2014
Idioma
Español

Reseña

El uso de símbolos representativos del poder no era extraño en el contexto americano y su presencia se remontaba a la época en que se establecieron las primeras colonias. Hacia 1810, el inicio de los movimientos independentistas a lo largo de todo el continente trajo consigo la necesidad de crear nuevos símbolos que fueran capaces de desplazar a aquellos que rememoraban la sujeción a España y, más importante aún, que tuvieran la capacidad de convocar a los nuevos ciudadanos.

El desarrollo de símbolos asociados al ámbito militar puede remitirse a las primeras civilizaciones, conquistadoras por definición, las cuales crearon un conjunto de imágenes que las identificaban y que además las conectaba con el ámbito de las deidades. Hacia el siglo XI d.C. con el inicio de las Cruzadas, la constitución de la nobleza como grupo social, el uso de apellidos junto al nombre de pila, entre otras causas, permitieron el surgimiento en Europa de los escudo de armas, los cuales permitieron el establecimiento de una disciplina particular: la Heráldica

Esta costumbre medieval también proliferó en América durante los años de la Independencia, pues cada una de las nacientes repúblicas se avocó a la tarea de desarrollar emblemas patrios. La Historia de Chile es nutrida en esta materia, remontándose al 1 de julio de 1812 cuando José Miguel Carrera creó la primera escarapela nacional cuyos colores eran blanco, azul y amarillo. Posteriormente se desarrollaron la bandera y escudo actuales, establecidos como los emblemas oficiales en 1834.

El Museo de Artes Decorativas atesora un sahumador de plata de la primera mitad del siglo XIX, el cual representa al Escudo Nacional de 1817, y un monedero hecho con la técnica de filigrana de plata datado en los primeros años del siglo XX el que ha sido decorado con el escudo actual. Estos objetos son una clara muestra de la progresiva trasposición de los símbolos patrios a las Artes Decorativas, aunque se desconoce el contexto para los cuales fueron creados, el museo sostiene que éstos fueron elaborados, muy probablemente, con fines conmemorativos o para ser utilizados en ámbitos oficiales.

Para ver el documento completo:

http://issuu.com/museoartesdecorativas/docs/objeto_septiembre_2014

Fragmento

El reino español contó con un conjunto de emblemas que durante el período colonial fueron exportados al Nuevo Mundo sobre los más diversos soportes. La presencia de los símbolos reales en América se había tornado fundamental, pues la distancia que mediaba entre las colonias y la metrópolis, así como la imposibilidad de contar con la presencia física del monarca, hacían urgente generar un sentido de comunión entre los súbditos de los nuevos territorios y el trono hispano; de este modo, reposteros (véase imagen 1), retratos (véase imagen 2), monedas (véase imagen 3) y estandartes con la esfinge del rey y sus armas circulaban por las colonias marcando la "presencia de un ausente". Junto con lo anterior, uno de los cargos más importantes que podía ostentar algún vecino de las ciudades americanas era el de alférez real, funcionario que debía encargarse de portar el estandarte del rey en todas las ceremonias públicas, en las cuales estos símbolos eran reverenciados del mismo modo en que debía hacerse con el rey en persona, lo que demuestra la importancia de las ceremonias públicas como instancias que patentizan el orden social