Reseña
El Arte Oriental ha ejercido una fascinación sobre Occidente desde hace varios siglos atrás, convirtiéndose en símbolo de lujo y exotismo, debido a su riqueza técnica, simbólica y material. China, debido a su antigüedad y fortaleza cultural, tuvo una innegable influencia sobre algunas zonas contiguas como Japón y Corea, lugares en que se asentó el universo simbólico chino el cual fue releído a la luz de las particularidades de cada uno de estos pueblos. De este modo, el arte japonés, comenzó su desarrollo en base a la readaptación y resignificación de modelos y estéticas provenientes de su vecino continental.
Entre los múltiples soportes utilizados, el marfil ocupó un lugar fundamental, posibilitando la realización de diversos objetos en los que se pone de manifiesto el alto dominio técnico alcanzado por los artífices nipones, tal como se aprecia en cajas, pipas, esculturas, etc. Algunas de las piezas más interesantes son los inrô que corresponden a pequeños contenedores hechos para portar medicinas y monedas. Junto con estos, destacan los ojime, pequeñas cuentas deslizantes que se utilizaban para suspender inrô, petacas y bolsos de dinero prendidos al cinturón. Así también, los netsuke son pequeños objetos tallados, generalmente sobre marfil, los cuales eran usados como tensores para kimonos japoneses o bolsas.
El museo de Artes Decorativas atesora el único conjunto de inrô, ojime y netsuke existente en la red de colecciones públicas DIBAM, el cual se exhibe de manera permanente en la sala introductoria del MAD, te invitamos a conocer un poco más de estos objetos en el artículo que aquí presentamos.
http://issuu.com/museoartesdecorativas/docs/objeto_del_mes_julio_2014
Fragmento
El uso del marfil en China para la creación de distintos objetos se remonta a la época de la dinastía Shang (1766- 1045 a.C.), cuando existían manadas de elefantes al sur del país desde donde se obtenía este material. La calidad del marfil sumado a su brillo y amplia gama de tonalidades desde el blanco al anaranjado, cautivaron a los artesanos chinos quienes comenzaron a producir distintos objetos de uso cotidiano, decorativo y religioso hasta el siglo XX. Hacia el siglo XVII en la región de Zhangzhou, los artesanos comenzaron a producir figuras de divinidades budistas y taoístas, cuyas composiciones aprovechaban la forma natural de los colmillos, dando como resultado piezas con intrincados tallados y de formas alargadas.