
La milenaria historia del vidrio recibió un nuevo impulso durante el siglo XIX fruto de la confluencia de una serie acontecimientos sociopolíticos, económicos y artísticos, entre los que se cuentan, el estallido de la Revolución Industrial, la preeminencia alcanzada por la burguesía, la difusión de las artes chinas y japonesas, entre otros. Los objetos de cristal producidos durante esta centuria destacan por su complejidad técnica y estética, lo que se evidencia en su carácter extravagante y en el exceso de ornamentaciones que poseen. Desde inicios del siglo XX, estas decoraciones se fueron simplificando paulatinamente.