Las diferentes actividades desarrolladas por los trabajadores y artesanos de Cristal Yungay en la creación de copas, vasos, jarros y contenedores, permitieron la formación de oficios y conocimientos en torno al manejo del cristal.
Talladores y sopladores crearon técnicas específicas transmitidas a través de la observación y aprendizaje directo.
Uno de los oficios que se desarrolló en la fábrica fue el de soplador. Este artesano se ubicaba junto al horno con una caña usada para sacar un poco de vidrio, al que le daba un golpe en el suelo y luego soplaba dentro del molde elegido.
Terminada su labor, un ayudante conocido como archero llevaba las piezas a un horno de temple llamado archa. Se trataba de un túnel que se utiliza para el enfriamiento progresivo del vidrio, que requiere una lenta disminución de la temperatura para no agrietarse o romperse.
El tallado se ajustaba a cada objeto, según la elección experta del artesano, por lo que éste tenía el carácter de artífice o creador de algo único.
Con el fin de optimizar la producción, Cristal Yungay instaló talleres en los domicilios de los maestros talladores. Luego de la quiebra, ellos pudieron continuar con su oficio en sus propias casas.